¡No dejemos que nos roben la alegría de la evangelización! Os invito a sumergiros en la alegría del evangelio y a nutrir un amor que ilumine vuestra vocación y misión.
El discípulo del señor, persevera con alegría cuando está con Él, cuando hace su voluntad, cuando comparte la fe, la esperanza y la caridad evangélica.
Dirigimos nuestra oración a María, modelo de evangelización humilde y alegre, para que la iglesia sea el hogar de muchos, una madre para todos los pueblos y haga posible el nacimiento de un nuevo mundo.
Papa Francisco
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